Un refugio interior




¿A que podemos comparar la comunión con El Señor? Es como un refugio interior de Paz y serena alegría. Un lugar interior al que podemos retirarnos en cualquier momento y que nos sirve de refugio ante los vientos y lluvias de las circunstancias exteriores, no permitiendo que estos nos toquen y otorgándonos libertad de reacción respecto a ellos.

Sin este refugio interior resulta muy difícil no reaccionar y no perder la libertad respecto a los acontecimientos exteriores adversos. Inevitablemente surgirán en nosotros emociones y sentimientos que nos zarandearán y nos impedirán actuar según las instrucciones del Señor, si no en lo exterior al menos en lo interior. Pongamos un ejemplo: Si vamos por la calle y alguien nos insulta, no podremos evitar que surjan en nosotros emociones de tristeza, miedo o ira que pueden llevarnos a reaccionar o no impulsivamente según nuestra capacidad de autocontrol. Sin embargo, cuando ya El Señor nos ha concedido esta comunión espiritual con Él, este insulto no nos afectará emocionalmente; permaneceremos serenos y felices disfrutando de nuestra comunión con Dios en nuestro refugio interior y ese insulto será como una lluvia que se estrella con el tejado pero no nos llega a tocar. Entonces, libres de emociones reactivas, seremos libres de actuar de una u otra manera según discernamos que es la voluntad del Señor desde nuestro refugio de Paz.

Según las enseñanzas de los espirituales, El Señor suele otorgar esta comunión con Él a los que se esfuerzan en buscarle y poner por obra su palabra. Entonces, despertándose el anhelo de Él cada vez más, el Señor concede un principio de esta Paz y alegría espiritual a quien esta preparado para recibirlo. Esta comunión con Él le otorga una mayor sensibilidad al Espíritu Santo para discernir su voluntad en todas las cosas, grandes y pequeñas, exteriores e interiores, y le da la capacidad de seguir su guía. Si el hombre es fiel a las inspiraciones de la Gracia, esta crecerá y el fuego interior de Paz y alegría se hará cada vez mas fuerte y le capacitará cada vez mas para seguirle hasta llegar a ser, el hombre, un reflejo puro de Dios. Pero si el hombre no tiene cuidado y comienza a despreciar la guía de la Gracia y cae en la negligencia, el fuego de la comunión con El Señor se apagará y, si bien las puertas nunca se le cerraran, tendrá por delante un duro camino de purificación y aprendizaje en las tinieblas exteriores hasta que El Señor le vuelva a conceder entrar en el gozo de su presencia. Por otra parte pienso que tarde o temprano esa purificación habría sido necesaria, pues de haber llegado ya a la perfección y de no haber sido necesaria esa purificación, la caída nunca habría tenido lugar.

Así pues, vemos que la Gracia es el principio y fundamento de todo pero es necesaria nuestra respuesta para que esta se establezca y crezca como enseñó el Señor en la parábola del sembrador. La Gracia nos llama y atrae, el hombre sigue esa llamada y busca y El Señor responde a esa búsqueda aumentando la acción de la Gracia que capacita cada vez mas al hombre para seguirle. Hay necesarios momentos de aridez en los que el viento de esta Gracia sensible nos es quitada y tenemos que seguir al Señor remando a voluntad desnuda; confiemos en El Señor que absolutamente todo esta bajo su control y es para nuestro bien.

Es imposible seguir las enseñanzas de Cristo perfectamente hasta que esa comunión con Dios nos es otorgada, pues esta es la vida nueva que obra la ley de Dios naturalmente. Hasta ese momento podemos cumplir los mandamientos de Cristo solo de manera exterior e imperfecta pero nos es imposible cumplirlos interior y perfectamente. Así mismo, antes de que esa comunión con Cristo nos sea otorgada, sentimientos y emociones negativas harán aparición inevitablemente en nuestro campo de conciencia e inevitablemente condicionarán nuestro comportamiento exterior. Todo cambia cuando recibimos este don inestimable que nos permite obrar desde la Gracia y no ya desde nuestras fuerzas. Que El Señor Jesucristo, el cordero de Dios que quita el pecado del mundo, nos de su Paz y nos acoja en el santo gozo de su presencia.


Relacionado: La Ley, La Gracia y El Espíritu Santo





4 comentarios sobre “Un refugio interior

  1. Ciertamente, pidamos que la gracia nos preceda y acompañe para que podamos hacer en todo momento lo que es recto y entrar en la divina voluntad. Un saludo.

    Me gusta

  2. me ha gustado mucho este en concreto, pero, todo…todo…todo lo que publican son reflexiones de gran utilidad y ayuda para el alma, he ido imprimiendo muchas de ellas porque son joyas que hacen mucho bien a nuestra alma, y nos enseñan y podemos aprender de ello y aplicarlo en la oracion. DIOS LES BENDIGA

    Me gusta

Replica a MARIA TERESA Cancelar la respuesta